El invitado del post de esta semana es ni más ni menos que Scott MacCloud (el tipo de la caricatura de aquí abajo) y me alegra poder hablar de él y de su trabajo. Para empezar me gustaría agradecerle por su claridad, sencillez y buen humor cuando se trata de analizar, diseccionar y enseñar como funciona el mundo del cómic. Y más que eso, el mundo de la narrativa. En su último libro Hacer cómics, Scott enseña en varios capítulos los diferentes métodos para hacer un buen cómic; no solo se centra en cómo dibujar cómics (para eso hay miles de libros) si no que analiza los secretos de la narrativa y de la forma de contar una historia. Por ejemplo: la combinación perfecta entre las palabras y las imágenes; los momentos claves que mostrar u omitir en una historia; las expresiones y el lenguaje corporal. !Que chingón hacer cómics y contar con tipo como Scott! Un maestro claro, divertido y respetuoso del estilo de cada quien. Me gustaría encontrarme a alguien así que enseñara a escribir.
Este punto me lleva a una vieja discusión: ¿Se puede enseñar a escribir? Muchos, por ejemplo Mario Bellatin el director de la escuela dinámica de escritores en donde estoy (o estaba, ya no sé, desde diciembre no sé nada de ellos y ni siquiera han contestado mis mails) dicen que no es posible enseñar a nadie. Yo no pienso igual que Mario. Creo que el oficio de escritor es como cualquier otro; ¿Sé puede enseñar a alguien carpinteria? Si la respuesta es sí entonces también se puede enseñar a alguien a escribir. Se le puede enseñar cómo rematar un final, cómo no ser obvio y cómo atrapar al lector con un recurso narrativo y, sobre todo, se puede hacer de manera respetuosa ayudando al aspirante a encontrar su propia voz. Por supuesto no sé puede enseñar a nadie a ser artista (no me refiero al artista superdotado que cree que su arte es más importante que el mundo y que mira por debajo a los demás), sea carpintero , escritor o dibujante de cómics; creo que cada uno tiene que encontrar su propio camino para expresar a través de su ofició la forma en la que ve la vida.
Partiendo de esta base creo que faltan escuelas o libros que enseñen a escribir; la escuela dinámica de Mario Bellatín es un proyecto increíble; una oportunidad para nutrirte de otras artes, sensibilizarte y crecer. Pero si lo que se busca son técnicas para mejorar la narrativa, y en pocas palabras aprender el oficio, la escuela dinámica de escritores no es la solución. Y no sé que tanto lo sean otras escuelas o talleres.
Por eso libros como “Hacer cómics” de Scott Maccloud son tan importantes y pueden ser útiles para cualquiera. Especialmente lo recomiendo para los que como yo quieran ser escritores.
Lean a Scott Maccloud, lean Hacer cómics y su otro impresionante libro Entender el cómic y diviértanse.
Scott hace una análisis de los diferentes tipos de escritores de cómic que hay, basados en los cuatro arquetipos de Jung: pensamiento, intuición, emoción y sensación. Lo mejor es que en la descripción de cada una de estas cuatro categorías podría encajar también cualquier otro artista. Por ejemplo: Mario Bellatín sería un formalista, interesado en la forma, en proponer y buscar nuevos métodos y propuestas para el medio; Jack keroack sería un iconoclasta, más interesado en retratar la vida tal cual es, sin importar si es bella o asquerosa. Stepen King sería una animista, para quien la historia es lo más importante, sin importar las forma; Yukio Mishima sería un clasisista más preocupado por las estética, la descripción y la belleza de las palabras.
Este tema da para mucho; me la he pasado las últimas dos semanas discutiendo con mi hermano que artista encajaría en cual de estos grupos. ¡Pero ya basta!, estoy a años luz de explicar estás clasificaciones como lo hace Scott. Mejor ayúdenme a clasificar a sus artistas favoritos.