Leer las flores del mal sin interrupciones es agotador; las manos me tiemblan como las de los jóvenes poetas, lánguidos, que llenaban sus almas de opio; me siento agotado y vivo a la vez: rebosante de profundidad, volcado, vomitando efluvios de estrellas sobre mi abrumado corazón. ¡Y es que el veneno, los vampiros, la belleza resplandeciente y la muerte que todo descompone son demasiado! Una estrella tras otra, un relámpago tras otro, un jadeo tras otro y una piernas de mujer abiertas a la noche mientras espera a su amante! …jadeos… las manos temblorosas de los poetas del siglo XIX… tengo que escribir y escribir y escribir, a ver si así la vida se atenúa, si baja en intensidad sus colores y si el ruido de sus formas, de su esencia amorosa, disminuye aunque sea un poco y me deja respirar…
UNA CARROÑA
de Charles Baudelaire
Recuerda lo que vimos, alma mía,
esa bella mañana de verano tan dulce:
a la vuelta de un sendero una carroña infame
en un lecho sembrado de guijarros,
con las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos
abría de un modo negligente y cínico
su vientre lleno de exhalaciones.
El sol brillaba sobre esta podredumbre,
como para cocerla en su punto,
y devolver ciento por uno a la gran Naturaleza
todo lo que en su momento había unido;
y el cielo miraba el espléndido esqueleto
como flor que se abre.
Tan fuerte era el hedor que tú, en la hierba
creíste desmayarte.
Zumbaban las moscas sobre este vientre pútrido
del cual salían negros batallones
de larvas que manaban como un líquido espeso
por aquellos vivientes andrajos.
Todo aquello descendía y subía como una ola,
o se lanzaba chispeante
se hubiera dicho que el cuerpo, hinchado por un aliento vago,
vivía y se multiplicaba.
Y este mundo producía una música extraña
como el agua que corre y el viento
o el grano que un ahechador con movimiento rítmico
agita y voltea con su criba.
Las formas se borraban y no eran más que un sueño,
un esbozo tardo en aparecer
en la tela olvidada, y que el artista acaba
sólo de memoria.
Detrás de las rocas una perra inquieta
nos miraba con ojos enfadados,
espiando el momento de recuperar en el esqueleto
el trozo que había soltado.
Y, sin embargo, tú serás igual que esta basura,
que esta horrible infección,
¡estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza,
tú, mi ángel y mi pasión!
¡Sí! tal tú serás, oh reina de las gracias,
después de los últimos sacramentos,
cuando vayas, bajo la hierba y las fértiles florescencias,
a enmohecer entre las osamentas.
Entonces, oh belleza mía, di a los gusanos
que te comerán a besos,
¡que he guardado la forma y la esencia divina
De mis amores descompuestos!
MaRiAn!!! dice
nunca habias leido las flores del mal????jajajajaja asta yo ya las e leido!!! a mi mencanta la de: “a una mendiga pelirroja” o algo asi!! nos veremos…
Ale dice
Mangus, pues sí, no todos somos como tú, genios que leen a Baudelaire a los 7 años, jeje, pero que bueno que tu si pudiste… la vida no es la misma luego de leer al maestro