Aquí un pequeño cuento tributo a una de mis series favoritas.
Brian Cooper
—¿Cuál es su nombre? -Preguntó el sargento con los ojos fijos en su lista-.
Antes de responder Brian supo en qué iba a terminar todo. Vio su firma en el formato de reclutamiento, los exámenes médicos, el cielo por el que avanzaba el avión y el aleteo del helicóptero dejándolos en un campamento en Saigón. Sintió que las brumas de la muerte borraban sus sueños, sus otros futuros. Todo lo ocupó Vietnam: los mosquitos posándose sobre las aguas cafés, el calor trepando desde la tierra, desde los cuerpos en descomposición de sus compañeros. Vio sus ojos cerrarse por el sueño mientras hacía guardia, y vio cómo una granada salida de las sombras explotaba frente a él y le arrancaba la posibilidad de que esa estúpida guerra terminara de otra forma.
Luego vio a otro sargento tocando la puerta de su casa en los suburbios.
Sería una tarde calurosa, su hermoso automóvil El Camino 1959, resplandecería bajo el sol sostenido por los maderos de siempre. El sargento diría a sus padres que su hijo había muerto como un héroe: la noticia estallaría, partiría la vida de todos y las esquirlas regarían el vecindario. Su hermana Winnie pensaría en él, sin saber qué sentir, abrazándose las rodillas junto al viejo árbol en el bosque Harper al caer la noche.
Se sintió triste por ese futuro sombrío y porque sabía que era más que un presentimiento, que si daba el siguiente paso todo se volvería real. ¿Pero qué podía hacer, ir a la cárcel, huir a Canadá?
—Brian -respondió al Sargento- mi nombre es Brian Cooper. Y puso su firma en la forma de reclutamiento.
balam-ha dice
:'( se nos fue el Brian Cooper! un gran ejemplo para todos los chicos que vivimos en ese barrio.
Ale dice
Así es Camaliardo… es una pena!