Momentos muy felices y otros tristes. Momentos de tranquilidad y de quedarme en blanco y momentos de duda y ansiedad.He estado haciendo varias cosas, pero principalmente, he estado escribiendo un relato que extraje directito de los archivos secretos de mi vida; se trata de un capitulo que nunca conté de mi viaje Marruecos y que ahora voy a escribir para una convocatoria que encontré en internet para hacer un relato corto sobre temas del estrecho de Gibraltar y que voy a escribir, también, porque creo que ya es tiempo contar que pasó realmente (¡hey, no crean, como dice mi hermano, que fui ultrajado por un hombre!). Por lo pronto, los próximos meses estaré concentrado en ese relato y en cuanto lo tenga lo pegaré aquí para recibir sus opiniones.Aparte de eso, como dije, la semana y este día han sido algo agridulces, así que voy a dejarlos aquí con algunos videos y con un pedazo de escrito que reflejan todo eso. O eso me parece. Primero, eno ánimo festivo y para celebrar el año, les dejo este video que probablemente muchos de ustedes ya conocen. Si es así, vuelvan a disfrutarlo, si no, conozcan lo que considero como la aportación más grande a las artes y en especial a la música mexicana del año pasado (de hecho, no estoy seguro si el video es del dosmil ocho, , consideremos que así es).
Ahora les dejo dos trailers, uno de The Wrestler la nueva película de Darren Arnofsky (que todavía no veo pero que me muero por ver). Y el trailer de Ghost Town (la acabo de ver) una película divertidísima del tipo que estelarizaba la versión inglesa (la original) de The Office.
Y finalmente, les dejo un pedazo de algo que escribí cuando tenía quinces años y que hoy me duele leer; es un sueño que tuve mientras dormía una siesta hace unos 12 años; después de despertar, me empezó a doler por primera vez el brazo izquierdo. Esa vez me llevaron a urgencias y me dijeron, como me han dicho hasta ahora, que sólo era algo emocional.
Por si fuera poco, el texto que aquí les dejo también tiene que ver con el nuevo relato en el que estoy trabajando. Un pequeño adelanto. Les dejo el escrito tal cual lo escribí hace años, sin cambiar nada. Como verán la redacción y el estilo son un poco raros.
_______________________________________________________________________________________
Mi extinción se dio cita aquel primer día y a partir de entonces no volví a ser él Yo que era. En mi mano izquierda, mi corazón jugoso palpitando. No me veo el hueco en el pecho.
El corazón sigue latiendo más fresco que nunca y la cosa es que lo tengo bien afuera y me empiezo a angustiar porque aprendí que sin corazón no hay vida ¿cierto? Debe de estar comprobado.
El desesperado chico atraviesa la unidad en que vive, sale a la avenida, no tiene corazón, bueno, lo tiene sobre la mano izquierda. El angustiado chico se repite mentalmente que sin corazón no hay vida.
En la avenida tomo un taxi: “¡Al hospital, vamos a un doctor me voy a morir!. Se lo juro, ya llevo muchas horas sin corazón”.
La visión del chico se deshumaniza y acrecienta electrónicamente. Una de esas pantallas que centellean datos de supervivencia y estado corporal. Una barra de estado.
Hambre——————————————-30 %
Sueño———————————————60%
Lívido———————————————20%
Tiempo posible de resistencia sin corazón———13 minutos
El chico apresura al taxista. Le grita, le insita a pisar el acelerador a fondo. Le incita a purgar sus pecados alcanzado la velocidad adecuada pero…, olvídenlo. No tiene caso, hay de incongruencias a incongruencias.
El chico tiene un problema y para resolverlo solo debe hacer caso a un medianamente mediocre enunciado:
Sin corazón no se puede vivir
Yo no tengo corazón
Por lo tanto no puedo vivir
¡Pero que relajación! Estaba vivo cuando lo lógico sería que no lo estuviera y, sin embargo lo estaba.
-Taxista, disminuya, no hay cuidado, ya no hay prisa
El corazón permanece tibio palpitando en mi mano izquierda.
El Corazón es rojo opaco con tintes de amarillo rancio en las arterias. Me relamo.
El chico no tiene nada que perder: Consigue una tortilla, rodea el corazón con ella en forma de un taco. Lo muerde, el jugo pastoso de la sangre se escurre a lo largo de las paredes del paladar.