Cuando tenía catorce años se subió al coche de una de sus amigas. En el asiento de atrás, junto a él, había una vieja cámara. Su amiga le dijo que si quería era suya, que se la reglaba. Mike Brodie le dijo que sí, sopló sobre ella para quitarle el polvo y cuando se bajo se fue a comprar un rollo y empezó a tomar sus fotografías…
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