Empecé a leer ciencia ficción a los quince o dieciséis años. En ese momento no sabía que se le consideraba un género aparte- como al terror o la literatura fantástica y policiaca, separado de las grandes obras literarias universales-. No sabía, pues, que muchos la catalogaban como una literatura menor, escapista. Así que la leí sin prejuicios, como si los mundos del futuro y los universos creados por estos escritores pertenecieran con el mismo derecho al cánon de la literatura mundial…sigue leyendo