Bandita, aquí algo que escribí sobre Restauración de Ave Barrera. ¡Librazo! Corran a leerlo.
Restauración
El arduo, pero cálido y maternal, trabajo de restaurar una casa y restaurarse así misma, arrancando los hierbajos del tiempo, el moho y el óxido de los recuerdos de esta vida y de las otras vidas en las que encarnamos otros cuerpos. Un proceso de restauración milenario, en el que se avanza a rastras, poco a poco, limpiando la casa de cuarto en cuarto, de vida en vida, hasta que después de montones de generaciones el ciclo se rompe, el dolor deja de doler, la luz se restaura.
Pinche librazo.
Un libro que juega con otras vidas, y con la otra vida de otro libro, Farabeuf, para reencarnarlo y transformar algunas de sus imágenes, algunos de sus recuerdos en algo más profundo, más filoso, en algo que a diferencia de ese libro, no solo corta la carne de la intelectualidad y lo perverso, sino de algo que penetra, que restaura algo mucho más importante que los solipsismos y chaquetas mentales de un intelectual con mucho tiempo libre como era Chavita.
Que cabrona Ave. Me impresiona lo que hizo en este libro. Todo lo que transforma e ilumina.
No es solo un libro que, cómo les gusta decir a los entendidos, dialoga con la tradición sino que la usa y la cachetea para que reaccione: dese cuenta, dese cuenta, alecciona a Chavita.
Además de lo deslumbrado que como escritor quedo por el despliegue de talento, por la pinche chingona de Ave, como lector quedó conmovido, pensando en esos dolores que vengo arrastrando desde hace quien sabe cuantos cuerpos y que voy tratando, también, a mi modo, de iluminar, de trascender, de que ya no duelan tanto.
Se jugó mucho aquí Ave, apostó con furia y se expuso, creo, salvajemente. Al contrario de Chavita en Farabeuf, donde más allá de un artefacto narrativo brillante y deslumbrante, no se atreve a mirarse, ni un segundo, a sí mismo.
El resultado, pero más el proceso que supongo necesitó Ave encarnar para escribirlo, es sutil, hermoso, brutal, y muy valioso.
Encasillarla en una historia feminista o sobre la violencia contra las mujeres ( cómo intenta venderse en la contra portada) o que sea de terror de fantasmas, me parece muy mezquino. Por supuesto que se ve, de forma clara, todo eso, y todo eso pesa y es importante, pero la historia es mucho más.
Es una historia personal, de un ser humano que rompe el ciclo, que ilumina el Dolor. Es la historia de una mujer que se hace responsable y no víctima ( al entender su pasado); no es sólo una historia donde las mujeres tengan que escapar del maltrato de los hombres. Es sobre algo más importante. Es sobre una mujer entendiendo el mecanismo, descifrando el código del dolor a través de la memoria para liberarse(y ese es un trabajo siempre personal, no ideológico).
Acaso, para no parecer tan fan, diré que me molesta un poco la corrección del lenguaje (sin ella, habría una cercanía todavía más intensa y emocional), que no creo que tenga que ver con la narradora si no más con Ave. Y diré también, que la trama de los fantasmas y lo extremo de algunas situaciones que pudieron ser más sutiles, en mi opinión, no eran necesarias.
Si no lo han leído, éntrenle ya. Es de los mejores librachos que me he chutado en el año (y he leído cosas chingonas) y me gusta mucho más (me atrevo a decirlo), que Farabeuf.