La patrulla cruje. Estoy fumando, sin playera, en una tarde apenas nublada. Tengo la ventana abierta y saco las manos por las rejas blancas que cubren los vidrios del departamento de la planta baja. Veo la calle y la casa de enfrente en la que hace ya tres meses mataron a dos doctores y a uno de sus familiares; uno de los policias que hacía la guardia me contó que el lugar parecía una carnicería; les dispararon en la cabeza, los molieron con un martillo, les rasgaron la espalda con un cuchillo.
La noche en que los mataron las patrullas crujían también, se movían y aventaban sus luces rojas y azules a través de la perciana donde Lydia y yo intentábamos dormir. Oíamos pasos y walkie-talkis y murmullos y mejor decidimos hacer un campamento en el piso, sobre unos cojines, aun lado de la cama, por si era la de malas y de pronto había una bala perdida y está cruzaba los vidrios y se nos clavaba en alguna parte
Hoy ha sido un día raro. Por un parte estoy feliz por todo lo que ha estado pasando con mi vida. Feliz porque hace dos semanas vi a mi bebé en el ultrasonido patalear y estirar sus manitas miniaturas. Feliz por el negocio que estoy empezando. Feliz por estar con mi Nutria y ver su cuerpo magnifico cuando voy al cuarto y las luz de las 6 de la tarde se mete y la envuelve mientras duerme su siesta. Por otra parte, es difícil luchar contra la ola de miedo que envuelve a todos. Los medios y la gente parlotean y cuando oyen hablar de la volatilidad de los mercados y la inminente crisis todos ponen una cara sombría, ensayada por generaciones y generaciones de mexicanos; agachan la cabeza y dicen: “sí, las cosas se van a poner difíciles”. Y la ola sigue corriendo y cada día en los periódicos aparecen descabezados y triturados y destazados y justo ayer, más de cincuenta calcinados en un casino en Monterrey. Y todos dicen que esto es un infierno. Pero yo estoy feliz y quiero abstraerme de la ola de miedo. No de la ola de la realidad, de la que no se puede escapar, la que te golpea y te revuelca en la arena y te raspa las rodillas o la cabeza si te avienta contra un arrecife. Sólo quiero escapar de la ola de miedo que hace a todos repetir lo mismo: “Esto es un infierno, esto es un infierno” “Pinche Calderon, está de la verga” “Pinches políticos, pinches todos, nos tienen sumidos en la mierda”. Y todos de nuevo miran al suelo con tristeza, mueven la cabeza y dicen: “Sí, la cosa se va a poner todavía más difícil”.
No puedo escapar de la realidad y no quiero escapar. Cuando paso enfrente de la casa donde mataron a los dentistas siento escalofríos y pienso en la tristeza y en la desesperación que todavía está flotando dentro de esa casa, pegada a las paredes, enterrada entre cada mosaico. De lo que quiero escapar es de volverme una víctima y de echarle la culpa alguien más; escapar de sentir que no puedo hacer nada, y que hasta que no se vaya Calderon y acabe la guerra contra el narco y se acabe el neoliberalismo o llegue el Peje o lo que sea, no vamos a estar bien.
Lo que está pasando en mi calle y lo que está pasando en México no es responsabilidad ni del presidente ni de los políticos ni de los narcos. Es mi responsabilidad. Lo que está pasando en México está pasando dentro de mí mismo. La sangre, la violencia, el egoismo, la avaricia. Los asesinatos y calcinados y desparecidos no son algo independiente de mí, están abajo de mi piel, en todas mis células. Es como una maqueta. Cada uno de nosotros es una maqueta a escala de los que pasa en el mundo. A lo mejor no salgo y mato a nadie no torturo niños ni violo a mujeres en la noche, pero ahí está, en la pequeña maqueta de las cosas que hago todos los días. En la mezquindad, en la culpa que siento casi desde que nací y que hace que me arda el brazo y la pierna izquierda, ahí está en las ganas de impresionar a los demás, de que me dejen muchos comentarios y vean que soy un buen escritor, un gran escritor, alguien especial y original, ahí está en las ganas de tener más y más (más discos de bob Dylan, más premium themes de wordpress para que incrementen los recursos de mi negocio, más, más, más).
Ayer, cuando vi el ahora famoso video de las Ladys de Polanco, y la indignación general que levantó en las redes sociales y en todos lados por lo racistas que son esas viejas, pensé que ninguno de nosotros está lejos de eso. La mayoría, y mucho más si lee la jornada y se cree intelectual y de izquierdas, no deja de decir “Ay, no seas indio” o de pegar a su mujer cuando llega a casa o de cualquier otra cosa que hace cualquier persona, sin importar si es rico o pobre, si lee el esto o a Jorge Luis Borges, si tiene educación o no, si tuvo las mismas oportunidades que los demás o no.
Sé que es horrible y que hay cosas injustas que debemos cambiar; que la gente debe de tener acceso a los mismos recurso, que la gente ya no debe de patear a los perros en la calles ni echarles aceite hirviendo, y que y que y que y que y el sin fin de razones más que esperamos que cambien para que deje de haber violencia e injusticia. Es cierto que si hubiera mejores condiciones sociales para todos y menos desesperación, habría menos sangre y abusos y racismo. Pero no en todos los casos. Las cosas, desde el principio de los tiempos, están pasando adentro de nosotros y no afuera. Tenemos la oscuridad aquí, con nosotros, cada segundo. Y también la luz, en cada átomo. ¿Por qué nadie le echa la culpa al gobierno o a las condiciones sociales o a lo que sea cuando las cosas le van bien, cuando está enamorado o acaba de cerrar un gran contrato? ¡No! Eso es algo que consiguió por sí mismo. Y así es, pero también la mierda.
No podemos seguir apartándonos de lo que pasa en el país como si nosotros no tuviéramos la misma oscuridad que el jefe de un cartel o que las ladys de Polanco. Si no descuartizamos a nadie es, en un sentido, por una mera cuestión de factores aleatorios. Si las Ladys de Polanco hubiera crecido en un barrio marginal, si sus papás las hubieran violado durante toda su infancia, y si se hubieran metido al narco, serían capaces de descuartizar a cualquiera. Porque ahí está la rabia, el odio, las cosas que no queremos ver en nosotros mismos y que preferimos ponérselas a los narcos, a los presidentes, a las señoras de Polanco con sus camionetotas y sus chihuahuas. Ahí está la sombra, y sigue escapándosenos. Y sigue volviéndonos demonios. Por que en vez de aceptarla combatimos contra ella. En vez de reconocerla, nos agitamos, la negamos; nos decimos que no, que nosotros si somos bien liberales y bien buenos y que no le hacemos daño a nadie. Pero es imposible no tener oscuridad (al menos, hasta que nos ilumines de verdad, como Buda o Jesús). Es imposible que el país no tenga oscuridad. Y, para que la oscuridad para que deje de lastimarnos, para que sea una con la luz y nos beneficie, debemos de dejar de negarla.
Yo soy México, yo soy la guerra, yo soy el terror, yo soy los miembros calcinados y los aullidos de espanto de las víctimas, soy la gasolina y el martillo y el cuchillo. Soy México. Soy la alegría por tener un bebé, soy la sonrisa de mi Nutria cuando se despierta y nos ponemos a jugar a que somos monstruos y nos agarramos a besos. Soy la ternura de mis abuelos y la prepotencia de mi papá hacía los policias; soy el amor de mi papá y su cara sonriente cuando baila salsa; soy la frustración y la culpa de mi mamá y su cara tranquila cuando hace su oración sufi.
“La luz es la mano izquierda de la oscuridad,
y la oscuridad es la mano derecha de la luz.
Las dos son una, vida y muerte,
juntas como amantes en kémmer,
como manos unidas,
como el término y el camino…”
Ursula K. Le Guin, de “La mano izquierda de la oscuridad”.
Aldotomi dice
Me gusta, un tema actual tratado a tu manera, como te he dicho, sin poses ni fanatismo.
Un abrazo
Anónimo dice
Aldo, cómo siempre un gusto leerte aquí. Un abrazo.
Balamha dice
Tsss. Te pasaste de verga Cheneque!! Lo dices todo, todo esta ahí. Monstruo! Mañana lo compartiré con todo el mundo! Te quiero
Anónimo dice
Jeje. ¡Gracias, hermanito, te quiero todo!
Anónimo dice
Por cierto cheneque, ¿cómo viste la imagen? ya no soy tan bobo pal fotochop, jeje, me está sirviendo mi curso.
Balamha dice
Te quedo re bien!! ya le agarraste toda la onda al photoshop:D
Edrosas_2000 dice
Gracias Ale por esta reflexión a la que me uno, es más fácil creer que lo malo y los malos son los demás, los otros, los ajenos. Poder reconocer que todos somos sombra, que todos somos luz, que yo no estoy alejada de la maldad, ni de la bondad, que todo esto corre por mis venas en distintas proporciones, en diferentes momentos, a mí me hace sentir que no soy víctima de los demás sino de mí misma si no reconozco a mi victimario interno.
Hace un tiempo Leyla, una amiga puso esto en su muro y yo lo retomo nuevamente
“¡Si todo fuera tan sencillo! Si en algún lugar existieran personas
acechando para perpetrar iniquidades, bastaría con separarlos del resto
de nosotros y destruirlos. Pero la línea que divide el bien del mal pasa
por el centro mismo del corazón de todo ser humano. ¿Y quién está
dispuesto a destruir un solo fragmento de su propio corazón?”
—Alexander Solzhenitsyn
Gracias hijo.
Anónimo dice
¡Guau! No manches, me encantó está frase… uffff… voy a twitearla.
Ricardo Daniel Coronado Altami dice
Hermoso. Es bueno saber que alguien eniende un poco de lo que pasa, y que con su sabidurai, nos encausa tantito. Como un conocido me dijo alguna vez “…No me duelen mis batallas perdidas. Me duelen las que no pude pelear.” Sin dudarlo, somos luz y somos completa sombra, somos diamantes y obsidiana que constantemenete pelean por correr uno del otro, sin darse cuenta que cuentan con los mismo elementos en su interior. Felicidades, hombre feliz, hombre dual, hombre… así completo
Anónimo dice
¡Guau, Richie! ¡Me gustaría ser un hombre completo, pero todavía me falta mucho! Al menos escribir esto me ayuda a ver las cosas de una forma que me hace no ser una víctima. Y creo que eso ya es algo muy bueno.
Lydia dice
Amarnos, amar al otro, amar la vida y contribuir con eso para tener un lugar mejor en donde vivir. Nutria, me gusto tu texto, pero sobre todo tu foto, te ves muy sabrrrroooso, 😀
Anónimo dice
Gutria, jeje, no me avergüences delante de mis lectores, jeje… ¡te amo!
alejandro carrillo hernadez dice
Ale con lagrimas en los ojos ,me quedo sin habla,tremulo,impavido ,pero tan cerca de tu texto,tan duro tan dificl de digerir ,pero tan real,tan tuyo,tan de nosotros ,tan de mexico ,tan solo, pero se que eres mas que nada amor cariño pasion,y hoy me arrancaste un pedazo del alma ,con esto que lei ,duro,dificil ,directo,te amo con todo mi corazon mi flaco.diste en el clavo totalmente,es la neta y lo compartire con todos.no soy tanto de citas,solo se que me llegaste al corazon te amo mijo
Anónimo dice
¡Papá, gracias! Te quiero todo a mi también me conmovió mucho escribirlo, en especial la cita final de mi escritora favorita. Saber eso, que somos Luz y Sombra y que no tenemos que pelearnos con ninguna de nuestras partes, me da mucha esperanza.
Nancy Gonzalez dice
Sólo tengo estas palabras super Bee: Me encantó!!!!
Gracias por recordarme lo que ya sé y lo que necesito recordar cada día. Somos seres duales… Sólo estamos eligiendo el lado por el cual queremos seguir nuestro camino.
Yo sé cuál es el camino que quiero… EL AMOR.
Anónimo dice
¡Gracias, Nan! Me gusta leerte por aquí. Un abrazo.
Fher dice
Totalmente de acuerdo.
Todos somos “eso” y “esto”. Lo explicas maravillosamente. Estamos hechos a nivel celular de esa luz y oscuridad; negar una u otra parte, es negar lo que somos.
Así que somos dualidad. Pero también somos dinamismo, también somos cambio. Las experiencias que tenemos a lo largo de la vida, nos dan una formación que nos lleva de una tonalidad a otra. Como dices: “Si las Ladys de Polanco hubiera crecido en un barrio marginal…”
Estoy convencido de que somos una especie de dálmatas. Que los humanos somos más blancos que negros. El problema es que las manchas son más visibles, que el “lado oscuro” es más fácil, más rápido, más cómodo. Un antiguo cuento dice: “¿Piensas que eres poderoso porque destruyes y matas? Eso cualquier necio puede hacerlo. Si quieres de verdad ser grande, construye y salva”.
El desafío, creo yo, es permanecer más tiempo del lado de la luz. El desafío es ser grandes. Y para enfrentar este desafío no estamos solos: “Es un problema con el que hemos tenido que lidiar desde que estamos aquí, y desde entonces la solución sigue siendo la misma. Escucha las leyendas de los abuelos, ahí está la respuesta, las maneras que han encontrado.” http://wp.me/p1m52h-1z
Anónimo dice
Fher, me gusta mucho lo que dices. En especial lo del dalmata. Yo también creo que es más facil destruir que construir, y que lo negativo es más visible que la luz. Pero, cómo diría mi maestro, la negatividad son sólo fantasmas que se aterrorizan con la luz.
Héctor Sánchez dice
Me gusta cuando haces reflexiones, jústamente estaba hablando con mi madre, respecto al ser 100% por ciento bueno, nadie los es, y la gente odia lo incorrecto pero no se dan cuenta de que tampoco son 100% correctos, cuando la gente me dice : “Eres Muy buena persona”, me molesta yo solo soy yo, con mis aciertos y desaciertos.
México es hermoso y también lo es el mundo, deseo de todo corazón que nos demos cuenta que todo lo que pasa es responsabilidad de todos nosotros, ya no mas mordidas, no mas indiferencia.
Como espectador y participante del género humano estoy boquiabierto con todo lo que está pasando, la gente está cambiando asi mismo su conciencia, tengo la certeza de que el futuro será una maravilla, mientras tanto vivamos y demos nuestro mejor esfuerzo para ser mejores humanos.
Abrazos carnalito!!!
Anónimo dice
Estoy de acuerdo, poco a poco la gente va cambiando su conciencia, pero es como cuando barres una casa que ha estado abandonada por mucho tiempo, obviamente se va a levantar mucho polvo, pero después va a estar limpia. Yo creo que todo lo que está pasando es por algo, por un cambio de conciencia a todos niveles, que se irá dando poco a poco.
Alejandro Robles dice
Creo que das en el clavo: los mexicanos no hemos podido superar la etapa de negación de nuestros males: viejos y enconados, crónicos, y, sin una superación masiva de esa negación no habrá líder que pueda con el paquete. Gracias por compartir.
Anónimo dice
Gracias a ti, Alex. Es cierto, si apenas podemos con nuestros propios paquetes ¿cómo alguien va a poder con los de todos?
genghiski dice
Muy buen texto, chico trabajador. Me gustó mucho ¡Felicidades! 😀
Anónimo dice
¡Gracias! ¡Wuiiii!
Chio Paniagua dice
Impresionante texto, lo estoy circulando por todos lados… había estado pensando algo parecido por un tiempo, pero jamás lo habría podido expresar de manera tan elocuente. Todos cargamos odio… pero el odio nos está cargando a todos.
Muchos saludos y felicidades por tan buena prosa.
Anónimo dice
Gracias, Chio. Sí, creo que es algo que todos hemos traído en alguna parte de nuestra mente. Abrazos y bienvenida al blog.
Chio Paniagua dice
Sólo un pequeño detalle en el penúltimo párrafo es “debemos dejar de negarla”, el de extra sólo se usa si hay incertidumbre en la expresión; no en imperativos. Más saludos
Anónimo dice
Gracias nuevamente, ahora lo corrijo.
luis dice
Como latino te entiendo perfectamente, en mi país la violencia es tanta que yo podia estar en la ventana de mi departamento y ver como mataban a alguien, terminaba mi cigarro y me iba a dormir (¿a quién iba a decir qué?) doy gracias a dios que nunca fui el target sin darme cuenta antes y prevenir. En Caracas sales de tu casa y no sabes si regresas, punto. Te acostumbras a vivir normalmente entre la anormalidad, en todo caso la solución a la violencia siempre es más violencia ¿Qué guerra se ganó al rendirse?. México me recuerda a Colombia de los 90′ mientras en gobierno diga que va a erradicar al narco y no ponga manos a la obra estamos jodidos, es sin duda la mayor prueba de que hay conflicto de intereses, cuantos de ustedes en el norte no han oído de tal capo que vive acá o allá, todos lo saben y nadie lo lleva tras rejas.
Anónimo dice
Sí, Luis. Uno se acostumbra a no ver las cosas, las de afuera y las de adentro. Gracias por comentar.
Chino Niebla dice
“Hoy es siempre todavía”.
Saludos.
Anónimo dice
Saludos, Chino, y bienvenido al blog.
Ériq Sáñez dice
El país que nos tocó nos hace creer que debemos sentirnos culpables por ser felices. Vivimos en un mundo de claroscuros que no tendría que serlo y se agradecen los momentos de catarsis como el tuyo. En gran medida somos la raíz de toda esa violencia y horror, negarlo es hacernos los mártires cuando más bien somos responsables. Ni se puede vivir sufriendo ni haciendo caso omiso de la realidad. Muy bien compañero SogEMEita. Un abrazo.
Anónimo dice
Sí, la culpa es lo peor de lo peor, porque no sirve de nada; ni para ser mejores ni para ningúna otra cosa.
¡Un abrazo!
Ramón Valdivia Palma dice
Enhorabuena por este superblog. Magnífico diseño y contenidos llenos ambos de imaginación y buen gusto artístico. Me encanta!!!. Si no te importa voy a poner un link directo desde el mío (Abierto hasta el amanecer en http://www.nesoynereida.com.
Te voy leyendo….
Umbriel
Anónimo dice
Umbriel: ¡Claro que no me importa! Al contrario, me da mucho gusto que me consideres para recomendarme en tu blog. Por cierto, ya pasé por el tuyo y dejé comentarios.
Un abrazo.