Imagen de un domingo en la tarde que nunca existió

Es miércoles doce de agosto, desde hace 17 minutos apenas. Es mi cumpleaños y lo recibo leyendo un cuento de Philip K. Dick, La tierra sombría, y escuchando Life is hard del último disco de Dylan-mi favorita-. Ahora tengo 28 y aunque durante los primeros minutos de mi cumpleaños lea un sombrío cuento de vampiros y oiga una canción, que aunque hermosa, es muy triste (…I pass the old schoolyard/Admitting life is hard/Without you near me), puedo decir que estoy bien, seguro y confiado, como no estaba desde hacía tiempo. Estoy contento, aunque claro, no durante todo el día; también estoy triste, aunque la tristeza es breve y pasa frente a mi, apenas como una vaga sombra, y estoy también enojado y confundido. Pero entre la maraña de sentimientos, en general puedo decir que estoy bien. Muy bien.

Y que mejor que presentar en el día de mi cumpleaños, en la sección “la foto de la semana” una fotografía que me conmueve y en la cual por lo mismo no he querido detenerme. La fotografía es triste, si, pero a la vez represente un momento y una idea que ha rondado mucho tiempo en mi cabeza y que, aunque muchas veces haya tratado de ocultar, insiste en mantenerse pegada detrás de mi ojos.

La foto la tomó mi hermano Balam inspirado en el trabajo de Duane Michals.

(da click en la imagen para agrandarla)

Imagen de un domingo en la tarde que nunca existió

En esta realidad mis padres no se divorciaron cuando yo tenía un año. Probablemente pasaron por varios años de terapia para salvar su matrimonio y ahora Ale y yo tenemos la habilidad de mi papá para bailar salsa y la de mi mamá para estudiar.

Y ahora una de Duane Michals.

(da click en la imagen para agrandarla)

Esta fotografía es mi prueba, 1974

Esta fotografía es mi prueba. Existió esa tarde, cuando las cosas seguían bien entre nosotros, y ella me abrazaba y eramos tan felices. Si sucedió, en verdad me amó. ¡Mira por ti mismo!

Estas fotografías me hacen sentir escalofríos. Es como si al verlas pudiera saltar, sin ningún cuidado, dentro de las profundidades del fotógrafo, aunque estas sólo estén allí por unos instantes antes de volverse a cerrar. Su transparencia y fragilidad y sinceridad me desarman.

Duane Michals nació en Pensilvania Estados unidos en 1932. Traduzco el siguiente texto sobre él que encontré en el photoinsider.com

La vida es muy corta para distraerse por las molestas preguntas mundanas que se hacen la mayoría de fotógrafos: “¿cómo puedo hacer que este modelo sonría sin mostrar los dientes” o, “¿Esta casa luce mejor con o sin el pequeño vagón rojo en la entrada?” Así que piensa fuerte, piensa profundo y crea nuevas preguntas, como fotógrafo, ¿ cómo puedes presentar la naturaleza de la existencia y el drama de la condición humana? ¿Cómo puedes definir belleza y fealdad en términos visuales? ¿Qué es la muerte y  porqué se aferra la humanidad a una explicación racional de lo que hay después de ella? En resumen, manda a  los modelos a casa y empieza a hacerte las grandes preguntas.

Duane Michals ha estado examinando estos temas a lo largo de su legendaría e inspiradora carrera, borrando las fronteras entre la fotografía y la filosofía para crear una obra única. A diferencia de muchos de sus contemporáneos que sólo trabajan con ideas prefabricadas sobre lo verdadero y lo real en el mundo, Michals se sumerge en lo profundo de la mente subconsciente para encontrarle sentido a su vida y a su arte.