Otra vez el tema de las chaquetas, las manuelas, las chairas, las pajas, las masturbación, vuelve otra vez a mi cabeza. Todo porque ayer en la noche leía el librazo de Peter Kuper, No te olvides de Recordar, una novela gráfica de finales del siglo pasado y, casi al final, hay un capítulo que Peter dedica a las chaquetas, a algunas de las que se ha hecho en su vida y a la que se está haciendo en ese momento mientras su esposa ronca a su lado. Y es que es cierto lo que dice Peter, la chaqueta nos ha acompañado y nos acompañará alo largo de neustras vidas, sin importar si estamos casados, cuantos hijos tenemos o lo viejitos que seamos (bueno, tal vez si somos muy muy viejito, no).
La cosa es que mientras lo leía (bueno, claro, además de darme ganas de hacerme una chaquetotototototota) me acordé de esté poema que escribí hace un par de años, y que rinde tributo a todas las veces que me he masturbado en la vida.
Y ¿ustedes? tiernas damas y amables caballeros, ¿qué tanto se masturban, cómo fue la primera vez que lo hicieron? Cuéntenlo aquí abajo en los comentarios, no sea penen, no sean así, aunque sea compártanlo como incógnitos.
G. dice
Qué carajos acabo de leer.
Ale dice
¿eso es bueno, o malo? Saludos
bob dice
Nueve años, canal Playboy.
Película situada en un table dance, una de las chicas está bailándole a una persona, le dice que hará lo que sea por dinero. El señor le pone unos billetes, la chica se desnuda.
Me comienzo a frotar, frotar y frotar. De repente que me sale algo parecido al semen, pero transparente. Extraña sensación, gracias canal Playboy y seguridad para niños de cable no activada.
charlie dice
Tenía 17 y yo pensaba que eso nunca me iba a pasar, pero un día me estaba bañando y empecé. Cuando me di cuenta ya había echado todos los mecos pa’fuera.
Jose Stone dice
Acabo de leer una historia verdadera, de un humano que tuvo las mismas ganas que yo y los mismos deseos de masturbarse. Una vez que descubrí la chaqueta no eh parado de hacerla para conseguir la mas satisfactoria. No deje de masturbarme soltero y menos casado. La masturbación es mía, sin exigencias, chaqueteo con quien quiero y como quiero y el final siempre es feliz.
A. dice
Buen poema. Contestando a tu pregunta, me masturbo cada vez que tengo ganas; hay veces en que es a diario, otras veces no lo hago en semanas. Todo depende de cómo me sienta: por lo general cuando más lo hago es cuando más estresado estoy, puesto que me relaja mucho.
La primera vez que lo hice fue a los 12-13 años si no mal recuerdo viendo un vídeo de fetichismo de pies en Youtube (soy un fetichista de pies) y uno de ‘porno normal’, que me había dado curiosidad puesto que muchos de mis amigos lo veían y quería ver de qué trataba.
Fid dice
Hermoso poema y simplemente real, la masturbación a hecho de nuestras vidas el método para cumplir todas nuestras fantasías. Muy buena entrada.
Con respecto a la pregunta, mi primera vez fue a los 11 años sin TV ni revistas ni nada, simplemente mi mano y papel higiénico. vaya cosas, aun lo recuerdo, termine temblando y desde entonces no paro de hacerlo.
anonima dice
Creo ser la 1ra mujer en comentar aqui.. La primera vez que me masturbe tenia 17 años, comence a pensar en un exnovio y en como me habia tocado la ultima vez q estuvimos juntos, me toque como el me tocaba hasta llegar al glorioso orgasmo.. Ahora lo hago cuando tengo ganas, quizas lo haga ahora 😀
Joey Tribbiani dice
Las primeras sesiones iniciaron con Emmanuelle en el canal The Film Zone, grandes recuerdos, también, a los 12 o 13 por ahí. Ahora que tengo Internet mi vida ha cambiado a mayores. Compruébalo ahora mismo y adquiere 30MB llamando al …
Ale dice
Camaradas, yo he de comentarles que me hice como 20 mil chaquetas con Demi Moore en la película StripTease… la mejor en el cine, como a los 14 años, con mi papá y tios al lado… obvio no me vieron, o eso creo… ahhh, pero la verdad es que es película era lo más caliente que había visto hasta entonces… ahh… ahhh, maldita Demi Moore que buena estaba y que bien bailaba.
pastor dice
el chico trabajador se la va a jalar con todas sus historias!!!!
Auroraloved dice
Me encanta tu poema y el articulo. tu poema es tan gráfico que casi te puedo ver 🙂 La masturbación en los hombre es algo que nosotras no comprendemos bien y yo, como la mayoría, desconocía el por qué de ella cuando el hombre no es soltero. Me ha venido muy bien leerte. Quizás me anime y escriba mi versión de la masturbación en las mujeres 😉
Ale dice
Uyy, claro! sería placer leer tus experiencias en ese rubro. No dudes en compartirlas por aquí. Bienvenida al blog.
EB dice
Yo no puedo me bloqueo si lo intento además no me gusta me trae mala suerte y odio hacerlo. Soy tío, soy asexual.
Ale dice
Camarada, si estás bien así si sexo, pues muy bien, si no te divierte ya no le intentes que debería ser para disfrutarlo y no al revés. Abrazos y bienvenido.
Una desconocida sexual dice
Hola, yo seguido escribo sobre fantasías, sexo, chaquetas, etc en tumblr (http://unadesconocidasexual.tumblr.com/)… Aunque lo hago de manera anónima, le da un toque diferente, acá comparto algo. Es más, ya me dieron ganas de escribir uno nuevo, lo haré esta noche.
– La música estaba alta aquella noche, y aún así no fue motivo para que los vecinos se percataran de los rechinidos de mi cama y los gemidos desbordantes de mi cuerpo. Cada jadeo inundaba la habitación con mis dedos rabiosos haciéndome gozar y estremecer entre las sábanas. El flujo de imágenes que daba vueltas en mi cabeza era demasiado excitante como para dejar pasar esta oportunidad de masturbarme y liberarme de la tensión. Cada hombre y cada mujer con los que he fantaseado estaban ahí tocándome, observándome y cogiéndome a mi manera, a mi ritmo, en cada posición que disfruto, con sus lenguas húmedas y sus sexos erectos. Cada persona en la habitación gozaba al ver mi placer y mi deseo de querer más y no saciarme. Éramos mi cuerpo y yo, envueltos en una satisfacción carnal más allá de los sentidos.
– Anoche me masturbé viendo tu foto, recordando aquella vez que nos besamos tan apasionadamente que hicimos retumbar el lugar, nos inundamos de pasión y lujuria que sólo nos dejó con ganas de más. Nos besábamos como si nadie estuviera viendo, como si nuestros cuerpos necesitaran del calor provocado entre caricias y jalones de cabello, descubrimos nuestro placer ardiendo por los poros. Esa noche terminé mojando mi ropa interior de imaginarte desnudo sobre mí, cogiéndome como siempre he deseado que lo hagas, con una incontenible locura y mis gemidos en tu oído. Te probé esa noche, el problema fue que no te saboreé por completo.