Todavía me acuerdo cuando tenía unos 16 o 17 años y me vestía de skato; tenia el pelo decolorado de Güero, así, sobre mi cráneo bien moreno. Mis pantalones caían abajo de las nalgas junto a una cadena que plateada que salía de un bolsillo. Un arete colgaba abajo de mi labio inferior. Cada vez que vestido así entraba a algún lugar, tienda departamental, super, oficina, donde fuera, sentía encima los ojos de las pinches buenas costumbre: no dejaban de verme, no me fuera yo a robar algo, con la pinta de maleante que tenía.
Oía ska y rock en español, y las viejitas y las tías decían, como siempre han dicho los viejos a los largos de los tiempos, las mismas madadas: que si pura musica de perdición, que si violencia y sexo y puro satanismo, que la música ya no es lo que era y la juventud se está perdiendo. En fin ya se saben la cantaleta.
Lo más triste es que muchos de los que en esos tiempos eramos eskatos o rokeros o lo que fuera, se han ido reformando: es penoso ver cómo de manera avasalladora el sistema termina engulléndonos a todos: nos chupa los huesos y nos envejece: somos nosotros los que ahora repetimos la misma sarta de pendejadas cuando vemos a los chavitos reggetoneros: no mames, eso no es música, en mis tiempos la contracultura era diferente. No, es que estos chavos estan tremendos, nosotros no hacíamos estas cosas… sí, éramos rebeldes, pero en el fondo había un respeto. Qué es eso del perreo. No, el rock era cultura, proponía, estas son pendejadas para puro pinche naco inculto.
Así lo dicen.
Y me emputa.
Porque son los mismos jóvenes que éramos nosotros, y porque el reggaeton, con su imitación gangsteril o ultrasexual o los mil contras que tenga, es la música que en esta generación ha abanderado la rabia: la rabia de reclamar un lugar en el mundo, a través del sexo o de la simulación del sexo: la rabia que se consigue espantando a las buenas costumbres, que antes eran malas pero ahora son buenas costumbres de chavos de treinta y tantos que desprecian el reggaeton… la aplanadora sigue girando y ahora nuestros huesos oxidados nos hacen repetir los rezos estériles de los viejos miedosos contra los que luchábamos en nuestros días. Esos viejos que hubiéramos aborrecido ser, esos farsante miedosos y reprimidos que no entendían nada. Chale. VALE VERGA.
Por eso yo digo: ¡Que viva el reggaeton! Porque, al contrario el rock, que perdió los huevos (o se hizo Indie), el reggaeton es fresco y estúpido y rebelde y rabioso, cómo la adolescencia. ¡Que vivan los reggatoneros y reggaetoneras de este mundo! ¡Que viva la banda, que vivan los adultos que no han envejecido, que entienden y están furiosos contra los que ya se pasaron del otro lado! Ahhh, bien lo reclamaba y de manera maravillosamente poética Efrén Hernández en su cuento Sobre causas de títeres:
Y qué dichosos sueños soñábamos entonces. Pero a partir de entonces, aproximadamente desde entonces, mis contemporáneos empezaron a perder su espíritu infantil, empezaron a hacerse serios, a adquirir espíritu de responsabilidad, a subordinarse a las exigencias de la vida práctica, a trabajar, a negociar, a prosperar como personas serias…..
Cuando veo a los reggaetoneros con sus san juditas, me veo a mí mismo intentando encontrar un camino: identidad en medio de la no dirección: de la vida, de las escuelas, de los papás. se necesitan huevos para encontrar un identidad, aunque se provisoria, y más, encontrar una identidad que todo el mundo discrimina.
Se necesitaron huevos para ser pachucos y hippies y chavos banda, punks y rockeros y eskatos, emos y ahora reggaetoneros… y tener huevos es lo que importa: arriesgarse al ridiculo que da la busqueda de la identidad.
¡Que vivan ellos! Como en su tiempo vivimos nosotros.
Para cerrar, les comparto esta megajoya que apenas descubrí: Episodios del Evangelio con sabor a banda. Es el trabajo de unos padres que trabajaban con chavos banda en los ochentas, su esfuerzo para adaptar la rigidez de las escrituras al lenguaje de la bandera. Uno de esos padres fue el que leyó ese mismo evangelio a los reggaetoneros fervorosos de San Juditas, con sus monas y sus perreos en el atrio de San Hipólito. Porque la música y la forma de vestir cambia, pero la banda sigue hablando igual y sigue siendo y siempre será la banda.
Recemos pues, este padre nuestro extraído de los episodios del Evangelio con sabor a banda, para que nos permita tener la mente bien abierta y no envejecer tan rápido.
Por que Dios y este mundo es para todos, no nada mas para unos cuantos viejitos estreñidos con gustos musicales impecables.
Padre Jefe, que estás en tu chante,
nuestros respetos, nuestros respetos,
Jefe Machín.
Échanos todos esos rollos, esos rollos,
que se realicen
en los barrios de las bandas,
contigo estamos, oh, Señor.
El refín de todos los días,
dánoslo, chido dánoslo
y perdona los errores,
manchados somos ante ti.
No nos dejes caer en los refuegos,
contra el vicio
tú haznos el paro, y de todos esos pedos,
líbranos, Señor.
Pero sobre todo, señor, sálvanos de algún día decir: en mis tiempos no era así, nosotros no hacíamos eso, la juventud era más sana. ¡Ay, estos muchachos están perdidos! Porque ese será el sinónimo de que ya nos nos quedan mucho más rabia, ni curiosidad, ni amor, para seguir.
Por eso a Jesús le gusta e reggaeton, porque Jesús quiere a los que están perdidos y buscan desesperadamente un camino para salvarse, a través de la identidad, de la música, de Dios.
Y al final solo los que están perdidos y rabiosos pueden encontrarse…
… Y si te gusta el reggaeton: ¡Dale!
Elian dice
Tienes toda la razón Alejandro. Pienso que el reggaetón es parte de la sociedad reprimida actual. Saludos 🙂
Francisco dice
Me tomó mucho tiempo superar mi odio irracional y prejuicios hasta que vi las similitudes que ostentaban conmigo, pero en paralelo… que no me gusta como estilo musical ni soy religioso, pues no, no me acomoda nada de eso por mi personalidad ni mi entorno, pero he aprendido que la calidad de persona varía sin importar música o religión. Ahora hasta me me dan pena ajena los comentarios que hacía cuando era tan inmaduro. Jaja. Muy buen artículo.
Ale dice
carnal, Francisco, qué bueno que le entraste al tema desde otro modo; es facil dejarq ue nso lleve la corriente d elas opiniones, pero cuando unos descubres estas cosas es maravillosamente liberador.