24-No tengo tiempo

Escribir no tiene sentido si no pongo el corazón en cada palabra, y en cada una de estas canciones; ¿Cómo empiezo? Le doy play a la canción 24, subo el volumen y escucho intentando inspirarme. ¿Que espero? No puedo desear el mismo resultado con canciones diferentes, con días y pensamientos distintos.

Le doy cuerda a la maquina y me siento frente a la compu. La canción 24 se llama “No tengo tiempo”, es de Rockdrigo Gonzáles un cantautor de los 80’s, el Dylan mexicano (definitivamente encontrarán muchísimas más referencias a Bob Dylan en este blog).

La primer imagen que tengo de esta canción es un camión regresando de Texcoco a la ciudad de México una noche de Domingo. Iba a Texcoco todos los fines de semana con mi tía para comprar material para un puesto de discos piratas y artesanías con el que me tendía afuera de mi casa, afuera del bachilleres de la Noria y afuera de la facultad de Ciencias de la UNAM. Iba a casa de mi tía, compraba los discos y regresaba a la cuidad, cada semana con novedades; tendía mi manta, ordenaba los discos, las artesanías y esperaba que los clientes llegarán. Ese fue el primer negocio que me inventé después de que volví de Barcelona y quería ganar dinero. En eso trabajaba cuando conocí a mi mestro y entré a la Nueva Fase. En esos viajes camino a Texcoco leí por primera vez Entre el cielo y la tierra; Recuerdo el camión y los sentimientos que me provocó ese libro; sentir, con desesperación, que lo único que quería era estar en un camino así; una especie de ardor mezclado con lágrimas saliendo desde mi corazón. También me acuerdo de estar sentando, sintiéndome así, pensando en el Camino, frente a la imagen de una Virgen en la estación de llegada de Texcoco, mientras esperaba que mi tía me recogiera.

No olvido esa sensación de no querer estar en ningún otro lado del mundo, y las ganas que tenía de conocer Alfredo.

También me acuerdo con esta rola del temblor del 85, aunque todavía estaba muy chaval. Siempre sueño con temblores, es muy raro, son sueños muy parecidos, el edificio en la unidad en que vivo empieza a balancearse de derecha a izquierda, como si fuera flexible, tanto que los bordes de la azota casi alcanzan a tocar el piso y siempre, casi siempre el edificio está a punto de derrumbarse… pero nunca pasa. Siempre bajo las escaleras corriendo, preocupado por mis perras y la familia (aunque siempre hay algún familiar que no quiere bajar y se queda ahí- en el último sueño, hace tres días, fueron mi abuelos-). Temblores, edificios que se columpian de un lado a otro, sueños.

No tengo tiempo es una fuerte balada acústica, folkera y rokera. Con una maravillosa armónica en la introducción. La figura que hace la armónica es increíble, la puedes sentir en la piel. Y la guitarra. Y la letra, llena de imágenes: ” he llenado mis bolsillos con escombros del destino”, “la máquina me ha vuelto una sombra borrosa”, “camino en automático en una alfombra de estatuas”. Es una canción triste, “cabalgo sobre sueños innecesarios y rotos, prisionero iluso de esta selva cotidiana”. Esto probablemente describa muy bien como me sentí durante mucho tiempo en mi vida, y como me siento a veces cuando me olvido de quien soy y que estoy haciendo aquí. Cuando me olvido de todo y me pongo a pensar en el mundo y todo lo que no tengo y lo mucho que pienso. Por eso es una canción de dolor, pero de un dolor que te puede orillar a ir más allá. ¿Imaginan pasar una vida entera, 60, u 80 años navegando en el mar de las cosas exactas, clavados en momentos de semánticas gastadas, sintiéndose un dibujo insatisfecho? ¿Imaginas que se sentiría no tener tiempo para cambiar tu vida?

Pero si no estamos atentos en cualquier momento podemos sentirnos así, la verdad no sé que onda con Rockdrigo, si le pasaba muy seguido o no, o a lo mejor le dio tiempo de cambiar su vida antes de que se muriera en ese temblor del 85 que se llevó también a montones de edificios y a muchísima gente.