En 1571, a los 38 años, Michel de Montaigne se retiró a una de las torres de su castillo, en Burdeos, Francia, para pasar los años que le quedaban de vida escribiendo. Desde ahí podía contemplar una amplia extensión de campo que se extendía más allá de sus propiedades. Sí la vista no le inspiraba lo suficiente sólo tenía que mirar dentro del estudio en el que trabajaba…sigue leyendo