Aún en las alturas hace calor. Veo los campos y las montañas e imagino el aire pesado, allá abajo, corriendo entre los pueblos hechos todos de madera, a las orillas de los bosques y los ríos. Los veo y sigo con los ojos y oigo instrumentos hechos de maderas olorosas, mucho tiempo guardados en cofres de reyes o en cofres de ladrones. El sol o la luna de la noche iluminan estos pueblos y todo eso puedo verlo desde aquí. Y me complace: La dulzura, la inteligencia, los escalofríos de las historias de amor y los muslos suaves y los besos tiernos. Todos acampan, todos viven momentáneamente entre la madera, sonora también, de las casas, siempre llenas de tierra y de leyendas y de seres brillantes, antiguos…sigue leyendo