¡Me siento tan libre! Van a ser las cinco de la mañana, las calles están desiertas y el único ruido que escucho es el de mi futuro y el de mis pies sumergiéndose en los charcos que empapan el asfalto. Pienso en tí. Veo tu cara reflejada en el agua negra que se junta bajo las banquetas. ¡Ya no hay nada que me ate a ella!…sigue leyendo