La semana pasada escribimos montañas de tuits que derramaban amor por nosotros mismo. No pensamos en nadie más; sólo éramos nosotros y el teclado, completamente maravillados, tratando de capturar nuestra belleza en 140 caracteres. Nos volvimos universos, leyendas, velas misteriosas que alumbraban la vida de los demás, dejándolos perplejos, con la boca abierta…sigue leyendo