Te besaba largamente, las telas de la noche se decolgaban desde el cielo raso hasta la cama. Estabamos en una pensión calurosa en un pueblo que tenía parques y una playa a 20 minutos./Te besaba largamente, hundido en los jadeos de la penunmbra, soñando con soles y viajes en barco./Tus labios, supurando rojos y manzanas y perfumes dorados, me parecieron de pronto muertos, descarnados. Era como si la sangre hubiera dejado de correr.sigue leyendo