El jardín está repleto de grillos; salgo a pasear con cuidado para no aplastarlos. Sus patas delicadas, casi transparentes, saltan sobre los autos, los pantalones de la gente hasta que aparecen, nadie sabe cómo, dentro de un departamento en el quinto piso de un edificio.
Antes de dormir, con la cabeza llena de sus cantos metálicos, me acuerdo de este poema.
Pausas II
No canta el grillo. Ritma
la música
de una estrella.
Mide
las pausas luminosas
con su reloj de arena.
Traza
sus órbitas de oro
en la desolación etérea.
La buena gente piensa
-sin embargo-
que canta una cajita
de música en la hierba.
(Canciones para cantar en las barcas)
José Gorostiza.
Elisa dice
Me gustan mucho los poemas sencillos y musicales, esté además tiene magníficas imágenes. La combinación con la foto es un hallazgo.
¡Espero que te dejen dormir los grillos!
Ale dice
Sí, es un poema precioso. Gorostiza es uno de nuestros mejores poetas, también escribió una monstruosidad llamada muerte sin fin.
¡Un saludo!
Ale