El actor

El actor

Vestido como un obrero el actor entró en la habitación. Era una habitación espaciosa, con una cama en el centro y un montón de cuadros, detrás de los cuales, nosotros, los clientes, nos asomábamos a través de las mirillas.

El actor azotó la puerta y se abalanzó sobre la actriz que ya lo esperaba en la cama.

-¡Maldita puta! Mientras yo me parto la espalda tu te follas a todos mis colegas. ¿Crees que por qué eres mi hermana tengo obligación de mantenerte? ¡con que te gusta la polla, he, puta? ¡Pues ya te la daré yo!

La actriz fingió estar aterrada, fingió resistirse y luchó. Pero el tipo era una mole inmensa. La sujetó firmemente, desabotonó su pantalón y sacó un tremendo trozo de carne, ancho y erguido. Golpeó a su hermana en la cara, le arrancó la falda y mientras lloraba, el actor le separó las nalgas y la violó.

Nosotros, del otro lado de la mirilla, metimos nuestras manos en la bragueta y comenzamos a acariciarnos… para nuestra desilusión, el actor de detuvo de golpe. Las lágrimas caían de sus ojos. Tomó a la actriz de la mano.

-Perdona Lucy, la verdad es que no puedo más… que voy a explotar, que te lo he querido decir desde hace mucho… qué me molas tía, que estoy enamorado de ti… y que lo sepan estos gilipollas: ¡te quiero lucy!

Y Lucy, súbitamente abrumada, con la mirada vuelta una constelación de rocío, se le quedó mirando, como boba, y luego lo besó dulcemente, hasta que una voz los interrumpió.

-¡Joder, me cago en la puta de oros, a ver si ya os dejáis de gilipolleses y os ponéis a trabajar! ¡La putaaaa!

Los actores se miraron en silencio. Después de unos segundos continuaron con la violación. El actor la tendió boca abajo y la penetró con su enorme aparato. Ella lloró angustiada, sin embargo, ya no era lo mismo: la habitación se había transformado; a pesar de la violencia, una inquietante sombra de ternura se desprendió de ellos; una lenta ola de amor salió de sus cuerpos, cruzó el cuarto, atravesó las mirillas, y nos abrazó.

Alejandro Carrillo