Me siento vació y triste, como desfondado, como la sensación que viene después de la sensación de libertad y nada que que se siente después de llorar mucho. Estoy triste y sensible pero vacío. Y sí, llore mucho; un remolino de dolor, físico e interno me hizo llorar y gritar. Creo que nunca había gritado de dolor, así, casi ahogado por la intensa sensación y el sentimiento de fragilidad, impotencia y sobretodo de soledad y vulnerabilidad. Mientras estaba ahí y el dolor me removía los huesos del cráneo y de la nuca me acordé de Tyler Durden en la escena del club de la Pelea dónde Tyler agarra a Edward Norton, lo sujeta firmemente de la muñeca y vierte un potente ácido sobre la palma de su mano. El personaje de Norton intenta escapar, intenta no sentir el dolor y refugiarse en su cueva de poder, con su animal de poder, un pingüino deslizándose sobre el hielo… pero no puede, Tyler lo trae a la realidad y le dice: “no te vayas, este es probablemente el momento más importante de tu vida y tú quieres escapar”.
Seguro que este no fue el momento más importante de mi vida, pero si el más doloroso, física y emocionalmente.
A las cuatro de la tarde llegué al consultorio de Agustín en la colonia Roma. Estaba tranquilo, aunque muchos me habían dicho que dolía mucho no estaba preocupado ni pensaba en eso. Pero finalmente llegó el momento y después de explicarme los detalles y hacerme unas pruebas me sentó en un banco de metal, plateado, frente a una ventana, acercó el aparato a mi cabeza y empezó a apretar.
El Atlas, o Atlasprofilax, es una técnica desarrollada por un suizo para acomodar el atlas, la primera de la vertebras de la columna vertebral. Según el doctor, la mayoría, desde nuestro nacimiento, tenemos el atlas algo torcido, o chueco, o desviado, y esa desviación hace que la columna se tuerza tratando de mantener su eje y esto hace que a su vez la cadera quede rotada y se lastimen las rodillas y los tobillos. Además de eso, el atlas, al estar chueco, comprime algunos nervios y algunas venas que irrigan sangre al cerebro. Esto impide el correcto flujo cerebral e impide que el cuerpo, en comunicación con el cerebro, funcione bien. La técnica consiste en, a través de un masaje a algunos músculos de la nuca, re acomodar el atlas en su posición original y así corregir dolores de espalada, de rodillas, y muchas otras enfermedades y desbalances tanto físicos como psíquicos.
No esperaba que me doliera tanto; fue realmente horrible. No a todos les duele así, sólo a algunos, entre ellos yo. Agustín se puso frente a mí y recargó mi cabeza sobre una toalla a la altura de su hombro; luego acerco la maquina y con lo que parecían todas sus fuerzas me apretó la cabeza. Luego se detuvo y me llevó a una cama dónde me acostó boca abajo y revisó algo en mis piernas. Me pidió que regresara al banquito y volvió a apretar. Después del primer regreso no pude soportarlo más y me solté a llorar; no veía nada, sólo negro, y sentía cómo las oleadas de dolor subían desde mi estomago hasta la cabeza o desde la cabeza hacía todo el cuerpo. Me sentí perdido, desesperado pero más bien perdido. Indefenso. No tenía fuerzas para pensar, era cómo un borrego al que llevan inevitablemente al matadero. Me sentí completamente solo y se me vinieron imágenes de mi mamá y también me dieron ganas de gritarle a mi papá. El dolor era tan fuerte que me sobrepasaba, no podía pensar en valor o en aguantarme, tan solo estaba ahí, presente, invalido, esperando que el tiempo pasara. Me sentí como, aunque tal vez la comparación sea atrevida, la chica iraní de la que Eva, la vez pasada que vino a México, me platicó. Según Eva, la chica iraní, de menos 17 años, tenía un novio y el novio, no sé en que circunstancia, mató a alguien. El tipo sabía que lo iban a descubrir así que va con su novia y le dice que se eche la culpa, que a ella no le van a hacer nada porque es menor de edad. La chica acepta y reconoce el crimen; la policía iraní la detiene, la enjuician y la condenan a muerte. Ella dice la verdad, declara que se hecho la culpa, que el que cometió el asesinato fue el novio. Pero ya es demasiado tarde. Eva me cuenta que lo último que dice antes de que la ahorquen, entre lágrimas, es: “¡Mamá, mamá, me van a matar!”
Cómo si la mamá realmente pudiera llegar y salvarla. Cómo si el amor de la mamá fuera tan grande que pudiera, como cuando era niña, resolverlo todo.
Aunque sé que son circunstancias por completo diferentes, es lo más cercano que puede describir cómo me sentí. Pensé en mi mamá y mi papá y en que tal vez ellos podrían ayudarme. Después de que la terapia terminara me quedé solo y me puse a a llorar todavía más. Sentí que nunca antes había llorado así, y que una parte de mí estaba llorando por todos los momentos de dolor e injusticia que he encajado en mi vida y que me he tragado, que he hecho desaparecieran en lo más profundo de mis células. Fue como si llorara por todo el rechazo, por la primera novia que me cambio por otro por qué yo, de tanta pena, no le quise hablar desde que empezamos a andar. Sentí que lloraba con el corazón roto; como debí de haber llorado muchas veces en mi vida pero nunca lloré; llorar sin pensar, sin esperanzas, sin decirme a mi mismo “se inteligente, no te dejes atrapar por las tontas emociones, todo va a salir bien”. Lloré sin consuelo. Lloré como si estuviera tan triste que no quisiera hacer nada más que llorar. Lloré como si por al menos esos minutos se hubiera acabado el mundo.
Balam dice
Estuvo muy duro Ale, no me imagine que tanto.Pero que bueno que pudiste gritar y llorar y sentir que el mundo se iba a acabar, seguro ahora podras usar todo eso que sentiste para seguir creciendo, como siempre lo has hecho. Te quiero todo!
Angelik dice
Ale! ¿Por qué te dolió tanto? Se me hace que si estabas más chueco de lo normal. A mi no me dolió nada en comparación pero si creo que remueve cosas y que bueno que ya pasó y si eso es lo más doloroso (físicamente) que has pasado creo que puedes seguir adelante “curado de espantos” sabiendo que eres muy fuerte y que todo va a estar mejor.
Ale dice
Ufff…sí, fue muy fuerte,me removió muchas cosas… aunque fue muy feo estoy seguro que es bueno haber pasado por eso…
Héctor dice
Hola Ale;
Hace un minuto lei tu blog y me gustó mucho lo que escribiste, acerca del Atlas, yo creo que me gusta mucho tu forma de escribir por que los haces de una manera muy consciente, y con mucha SINCERIDAD, yo creo q muchas veces nosotros mismos no somo sinceros con nosostros, y tu lo logras al escribir, Me gusto mucho lo de que lloraste y sacaste todo lo que tenias adentro, a mi me encanta llorar, pero parado con la espalada derecha como un roble sacudido por la tempestad, y otra veces raras pero a veces me gusta llorar en mi cama, pero son contadas las veces que lo hecho.
Creo que llorar es normal, y es algo sano, por eso las mujeres son mas fuertes, por que no retienen el sentimiento y lo sueltan. No me vayas a mal entender no es mi hobbie llorar.
Espero que con el tiempo puedas alcanzar tu meta como escritor. Por otro lado ¿vas a poner algo de michael jackson en tu blog? Me gustaria saber cuales son tus pensamientos acerca de este individuo tan peculiar y controversial?
Saludos!!
Dios es generoso!!!
Ale dice
Hector: ¡Gracias por tus comentarios! Siempre es muy motivante leerlos, toda la retroalimentación me ayuda mucho.
Si, tal vez publique algo de Maikol… pero no sé, la verdad no significó mucho para miçí, nunca lo oi mucho ni supe mucho de él, sin embargo hay muchas cosas interesantes sobre de su vida. De cualquier forma te dejo un link a un blog de un amigo dónde habla de él: http://www.elblogdericardocoronado.blogspot.com/
chécalo, está bueno.
Un abrazo, y sigue comentando y gracias por todo.
Espero nos veamos pronto
Un abrazo fuerte,
Carlos dice
Hola! primero que nada como lector reconozco tus aptitudes en las letras ya que defínitivamente fué una breve historia que me mantuvo atento de principio a fin, sin embargo llegué a tu blog por accidente y el clásico “googleazo” que buscaba? información acerca del atlas y el metodo para acomodarlo, justamente me han recomendado al doctor Agustin y también me han comentado de lo doloroso que es, sin embargo como buen exceptico aún me rehuso a realizarmelo asi que gustaría saber si en tu caso desúpes de haberlo realizado obtuviste buenos resultados y si el dolor invertido valió la pena. Gracias y felicidades por el Diario.
Ale dice
Carlos, ¡de nada!
Si, en mi caso dolió mucho. Justamente Agustín me lo hizo, pero hay casos en los que no duele tanto, depende de cada persona.
Por supuesto, recomiendo que te lo hagas.
Un abrazo.