25-Via Lactea

De nuevo es muy raro sentarme a escribir, después de tanto tiempo; cada vez que dejo de hacerlo pasa lo mismo, me pongo un poco nervioso, siento una especie de mariposas, un poco de ansiedad. Pero este año nuevo decidí volver a escribir, regresar a mi blog.

Regresar con este proyecto, 25 canciones, que más que otra cosa es un pretexto para escribir y comunicarme y estar en contacto con toda la gente que quiero, a través de mis canciones favoritas, de mis mejores 25 canciones de todos los tiempos, que tienen a demás un montón de historias o significados. O no, muchas simplemente son buenas rolas; me gusta su letra, los arreglos, la melodía, etc.

Mi vida en muchos sentidos gira al rededor de las canciones, y ahora, también mi trabajo y mis proyectos son inseparables de ellas. Hacer canciones, oír canciones, comprar canciones, comentar canciones, promover canciones. Siempre hay canciones, no dejo de oír música a lo largo del día, y no he dejado de oírla a lo largo de mi vida.

Es desde todos los puntos de vista muy difícil escoger las 25 mejores canciones de TODOS LOS TIEMPOS, en parte por eso me tardé tanto en empezar este proyecto… hummm… ¿Las 25 mejores canciones? No hay nada más relativo, después de romperme la cabeza decidí relajarme y escoger las mejores 25 canciones de todos los tiempos en estos momentos de mi vida. Así todo se hace más sencillo y puedo empezar escribir, ya, sin más tardanzas. A partir de ahora y cada semana estarán conociendo una por una mis mejores 25 canciones, de la 25 a la numero uno, la mejor canción que ha escrito un ser humano desde que aparecimos como especie en esta tierra, jejeje.

La primer canción se llama Vía Láctea y es de una amigo Chileno, compositor y productor a quien respeto y estimo. Se llama Lucho Ávila y la primera vez que me la canto fue con la guitarra de JEZ, del querido JEZ, en mi primer oficina dentro de la industria musical y, a decir verdad, mi primer oficina en cualquier lado; era muy bonita, pintada de verde pistache, con una alfombra verde obscuro, muy ventilada, al lado de una gran ventana siempre abierta que llenaba la estancia de sol. Sol, me la pasaba escuchando canciones y haciendo reportes y reportes para mi jefe mientras el sol me pegaba apenas cubierto en parte por la computadora; a las dos salíamos a comer a la “Gran cocina mexicana”, con Alejandra y Susana que nos atendían de maravilla. Ramón, el maestro Fer Loera, Peter Ruiz, Ana, Juan Carlos, el señor Raul, la Señora con la que todas las mañanas hablaba de lo que había pasado en la Academia o en desafío de estrellas, y a veces con JEZ, al menos las primeras semanas que trabajé con él.

En esa oficina oí esta canción por primera vez y desde esa vez me enamoré de ella. (por cierto, que a Lucho lo llevo Jaime, un amigo muy querido, Australiano, increíble, con una voz maravillosa, espero poder hablar de el en algún otro momento) Al principio le dije a Lucho que me gustaría hacerle una versión norteña (nada más descabellado). Al poco tiempo me mandó esta versión de la canción, a piano. Es una canción preciosa, me encanta la armonía, y la melodía… la letra me gusta aunque no la entiendo del todo, la verdad, es de esas canciones con ese tipo de letras que me gustan pero que nunca entiendo, me gustan las palabras y como van cayendo y el sentido que adquieren por separado las frases, pero me cuesta, tal vez porque no quiero, entenderla por completo.

Después de esa primera vez la oí 30 veces la compu, y la promoví también, aunque no recuerdo con quien. La segunda vez que la oí en vivo fue a guitarra de nuevo, en la fiesta de cumpleaños de Lucho.

Estoy seguro que la canción en si misma tiene una historia, pero habrá que preguntarle a Lucho con más detalle. Escúchenla. La versión, por supuesto, es un demo.